¡Ksamil! Tanto había escuchado sobre este paraíso, y por fin llegué. Para hacerlo, tuve que separarme de Ahnaf Tajwar y aventurarme solo a Albania, un país que no podía dejar fuera de mi ruta. Desde el primer momento, supe que la decisión había valido la pena.
Ksamil es simplemente de otro mundo. Playas de arena blanca, aguas turquesas tan claras que parecían irreales, y un ambiente de ensueño. Es un rincón del Mediterráneo que aún conserva un aire tranquilo, pero sé que no será así por mucho tiempo. Con su belleza natural y su cercanía a la isla griega de Corfú, el turismo aquí solo va a crecer. En unos años, este pequeño paraíso podría convertirse en la nueva joya del Adriático, con más infraestructura y cada vez más viajeros descubriéndolo.
Desde mi llegada a Sarandë, todo fue una cadena de encuentros y nuevas amistades. Compartí cenas, risas y momentos inolvidables en la playa con gente increíble: @trex235, @lauratheexplorerx, @ms_onmyway, @mariaavegezzi_, @tala_olinsmiller, @crissoriana, @albitre9, y tantos otros. Cada día traía una nueva historia, un nuevo atardecer compartido, una nueva conexión que hacía el viaje aún más especial.
Ksamil no fue solo un destino, fue una experiencia. Un lugar donde me sentí completamente libre, donde cada instante quedará grabado como uno de los mejores recuerdos de mi interrail. ¡Volveré algún día, eso seguro