Cluj-Napoca

Dos días inolvidables en Cluj-Napoca

Tras mi largo viaje nocturno desde Budapest, llegué a Cluj-Napoca, una ciudad vibrante que de inmediato me atrapó con su mezcla de historia, modernidad y un ambiente relajado.

Día 1: Primeros sabores rumanos con Manon

El primer día conocí a Manon Chorot, quien se convirtió en mi primera compañía en tierras rumanas. Juntos iniciamos nuestra exploración gastronómica, probando los primeros platos típicos de la región. Descubrí que la comida en Rumanía no solo era deliciosa, sino increíblemente asequible. Desde sopas servidas en rústicos cuencos de barro hasta contundentes platos de carne acompañados de la tradicional mămăligă (polenta rumana), cada bocado me sumergía más en la cultura local.

Las calles empedradas de Cluj-Napoca estaban llenas de historia, pero al mismo tiempo rebosaban de energía juvenil. Pequeñas cafeterías, bares de inspiración soviética y locales de rock alternativo creaban un ambiente único.

Día 2: Encuentro con Ahnaf, mi compañero de viaje

En el hostel, el destino me cruzó con Ahnaf Tajawar, un australiano de origen bangladesí que vivía en Melbourne. Desde el primer momento congeniamos, y sin darnos cuenta, se convirtió en mi gran compañero de viaje. Con Ahnaf, la aventura tomó un giro aún más emocionante.

Juntos, exploramos la ciudad a nuestro propio ritmo, disfrutando de su esencia alternativa. Visitamos lugares con una estética soviética, bares con música rockera, y comprobamos esa extraña sensación de estar en un país donde, por primera vez, uno se sentía relativamente rico: alojamiento barato, comida deliciosa por precios irrisorios y un sinfín de experiencias al alcance de la mano.

Entre risas, anécdotas y descubrimientos, Cluj-Napoca nos regaló una bienvenida perfecta a Rumanía. La ciudad fue el punto de partida de una aventura que prometía mucho más.

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