Francia

Con la mochila cargada de ilusión y un boleto de interrail en mano, mi aventura comenzó en Aix-en-Provence, esa joya del sur de Francia donde el arte y los aromas de lavanda parecen fundirse en el aire. La estación de tren vibraba con energía; el murmullo de viajeros me hacía sentir que era parte de algo más grande, como si cada paso marcara el inicio de una historia aún por escribir.

El tren deslizándose hacia Marsella fue mi primer encuentro con el Mediterráneo en movimiento. El paisaje se iba transformando; pequeñas aldeas se convertían en la imponente ciudad portuaria, con su bullicio, sus luces y el mar brillando bajo un cielo de tonos cálidos al atardecer. Pasé mi primera noche allí, explorando el puerto viejo, donde las luces de los barcos bailaban en el agua. Caminé por sus callejuelas, dejándome llevar por la vida nocturna y la sensación de ser un forastero en busca de nuevas experiencias.

Al día siguiente, Cannes fue mi destino. La ciudad de los grandes artistas y del glamour, donde las palmeras bordean la Croisette y el sol parece brillar un poco más fuerte. Me detuve frente al Palais des Festivals, donde tantas leyendas han caminado antes que yo, y dejé que la brisa marina me recordara que este viaje era un homenaje a la libertad. Cada rincón parecía contar una historia de cine, de elegancia, de sueños hechos realidad.

Y así, con el corazón lleno de las primeras experiencias y el tren como mi nuevo hogar, dejé Francia atrás, ese primer país que apenas tuve tiempo de saborear pero que dejó su huella. Italia me esperaba al otro lado de la frontera, prometiéndome paisajes, sabores y emociones completamente diferentes. Mientras el tren avanzaba, me di cuenta de que este viaje no solo me llevaba a través de países, sino también hacia una nueva versión de mí mismo.

Colmar

Mi visita a Colmar fue como entrar en un cuento de hadas. Desde que llegué, la ciudad me envolvió con su atmósfera mágica. Comencé el recorrido por el Casco Antiguo, que parecía sacado de una pintura. Las calles adoquinadas, las casas de colores brillantes con sus fachadas de madera y flores colgando de las ventanas …

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Estrasburgo

Después de una visita exprés a Luxemburgo, el tren nos llevó rápidamente a Estrasburgo, una ciudad que ya había tenido el placer de conocer, pero que nunca deja de sorprenderme. Esta vez, aunque solo iba a pasar un día, me sentí emocionado de revivir sus encantos una vez más. Llegamos a The People Strasbourg Hostel, …

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Cannes

Mi día en Cannes fue una experiencia de lujo y encanto en la famosa Riviera Francesa. Mi primera parada fue la impresionante Croisette, una avenida frente al mar conocida por sus elegantes boutiques y hoteles de lujo. Decidí dar un paseo relajado para disfrutar de las vistas panorámicas del Mediterráneo, mientras palmeras me saludaban a …

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Marsella

Mi primer viaje en interrail comienza en Aix-en-Provence, esa ciudad que parece un poema de piedra y sol, donde cada rincón invita a detenerse y disfrutar del momento. Con mi mochila al hombro y el corazón palpitando de emoción, tomé el tren en dirección a Marsella, sabiendo que era el verdadero inicio de una aventura …

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